Luis

De espaldas a la ciudad,
parado en el lugar par de la hilera de pescadores.

Monjes encapuchados con sus camperas de gimnasia a quienes ni el rugido de los aviones ni los latigazos del oleaje parecen cuestionar.
En silencio esperan su respuesta prometida.

Imito sus movimientos como quién entra por primera vez a un templo de una religión ajena.

Intento domesticar la cadencia de estos días sin los elementos básicos.
Envidio a los que pueden sacar un pez del agua.

En un país que no es el tuyo,
en un idioma que no comprendés del todo,
frente a una tumba.

Rusita Poemas Cortos Vol. 1

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