Entorna la puerta y deja pasar la mano servil,
cerrándola de golpe, despellejando el brazo.
Asesina sádica, salando los tajos en la carne.
Segrego libido al oler el filo del cuchillo.
Tus tetas de puta dominica desatan lo reprimido.
Te burlás de las falsas esperanzas como si fueran camisas hawaianas,

¡como nos reímos todas esas noches de esas ropas espantosas!

Rusita Poemas Cortos Vol. 1

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